Hay que reconocerlo, mi compañero Jorge no ha parado hasta que ha conseguido que le mencione en un post. No quería reconocerlo pero andaba deseoso de que esto pasara. Y al final se lo ha currado tanto que no tengo más remedio que dedicarle toda esta publicación. ¿Y qué ha hecho mi compañero Jorge para disfrutar de tales honores? Invertir casi diez horas en adquirir una entrada para la final de la Champions League, que disputarán este sábado en Lisboa el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Si no te has enterado de este acontecimiento es que no vives en España.
Como le he repetido estos días a él personalmente, me resulta casi imposible, y mira que le he estado dando vueltas, no dejarle en mal lugar a pesar de haberme facilitado información de excelente calidad para hablar sobre una de las peores experiencias de cliente que puede vivir un hincha, en este caso de uno de los equipos más laureados de España, el Atlético de Madrid. Y es que la historia personal vivida por Jorge da mucha más pena cuando, además te dice que la entrada que consiguió para la final de la Champions League no era para él, sino para su hermano.
Eso solo lo hace un gran hermano, y no como yo que me dedico a destripar los juegos para móviles que crea el mio. Y esto es lo que le honra. Todo lo demás, lo que se queda en la retina de los seres más mundanos como yo es que ha hecho el auténtico gilipollas. Y él lo reconoce resignadamente, aunque luego esboza una sonrisa pensando en el gran día que va a disfrutar su hermano.
Querido Jorge, con lo fácil que te hubiera resultado conseguir la entrada para la final de la Champions League pidiéndote una Heineken y dejando plantada a tu novia (pobre Patri) en la terraza de un bar de Madrid. Con lo fácil que te hubiera resultado meterle un gol a Buyo ¿eh?
La espera fue todo un repositorio de anécdotas
Esperar casi 10 horas para conseguir una entrada (solo una, no un par), desde las cinco de la mañana, y que encima no sea para ti, es suficiente anécdota para contar a tus hijos y nietos y para que tu hermano, beneficiario de tan generoso gesto, también lo haga con los suyos. Pero si además los dos días anteriores has compartido esta locura con la gente que te rodea, entre ellos tus compañeros de trabajo, el tema se convierte en algo tan viral como los famosos emails del viernes. Estoy seguro que todos y cada uno de los que conocen de cerca esta historia lo han compartido con más de un tercero con la típica entradilla «pues el otro día un amigo/compañero…».
Compartirlo antes, además de generar cierta mofa por parte de todos los que lo sabiamos a través del whatsapp, provocó que cuando le volvimos a ver, con el rostro marcado por un tono rojizo por tantas horas bajo un sol justiciero, le preguntáramos que tal le había ido. Ahí empezaron a salir iinnumerables anécdotas sobre todo lo que aconteció durante ese medio día. Una tras otra… parecía que no se iban a acabar.
Pero me gustaría centrarme en uno de los amigos que hizo en tan interminable cola. Se llamaba Roberto y era de Entrevías. Lo curioso es que él también estaba en la cola por una tercera persona. Por un amigo. Eso es un gran amigo, uno de esos que no se pueden perder en la vida y espero que Jorge lo conserve para siempre. Resulta que su amigo trabajaba haciendo instalaciones de no se qué y entre instalación e instalación se pasaba por el Vicente Calderón para hacerle compañía hasta que le saliera otro aviso.
Y como ésta y la de Jorge, habría miles de historias curiosas que se concentraron ese día alrededor del estadio del Atlético de Madrid. Historias de personas que perdieron medio día de su vida esperando comprar una entrada, que encima llegaba a alcanzar el precio de 390 euros.
Una experiencia memorable para olvidar
Y en esto me quería centrar yo, en la experiencia que vivieron los 6.000 protagonistas que se concentraron esa mañana allí. Es por todos sabido que la afición del Atlético de Madrid se caracteriza por ser la más sufridora de cuantas hay en España. Por algo les llaman los «Pupas». Pero este sufrimiento era más que evitable y para eso solo hay que mirar a su vecino y rival en la final de la Champions League de este sábado.
El Real Madrid, como suele hacer en estas ocasiones, hizo un sorteo de las entradas que le facilitó la UEFA a través de la Oficina Online de Atención al Socio. La recogida de las entradas en papel – al tratarse de un evento de la UEFA no puede hacerse de forma online 100% – se hizo de forma ordenada, asignando a grupos reducidos de abonados y socios franjas específicas de tiempo para recogerlas. De tal manera que si tenías la recogida a las 10 de la mañana apenas tenías que esperar veinte minutos para recoger la entrada.
El Atlético de Madrid en cambio consideró oportuno agraciar con el derecho a comprar las entradas repartidas por la UEFA exlusivamente a los socios con más de 25 años de antigúedad (del socio 1 al 3.774), recompensando su fidelidad al club, y aquellos poseedores del Abono Total con un número hasta el 6.500. Esas entradas se pusieron a la venta el martes 6 de mayo. Al día siguiente tenían acceso a ellas aquellos socios con Abono Total desde el número 6.501 al 13.000.
Y si sobraban, el jueves 8 se pondrían a la venta para aquellos socios con Abono Total hasta el número 19.000. Este fue el día en el que Jorge, con el carnet de su hermano, podía tener derecho a adquirir la entrada, si es que no se acababan antes. Y esto es algo que nos contaba Jorge. Durante la larga espera el Club se dedicaba a hacer pruebas de sonido por los altavoces dispuestos alrededor del campo que hacía estremecerse a los pacientes «sufridores» allí agolpados, pensando que iban a anunciar que las entradas se habían agotado. Tortura propia más bien de un campo de concentración.
Al final Jorge consiguió su recompensa. Muchos dirán que la final de la Champions League merece ese sufrimiento y mucho más, como los 90 minutos de infarto que todavía les esperan, pero ¿se merecen los aficionados del Atlético vivir una experiencia de cliente tan pésima?
Exclente artículo Txema! Lo has sabido llevar perfectamente a tu terreno con toques graciosos para terminar hablando de un penosa experiencia de cliente, que es el tema prioritario a tratar en tu Blog.
En mi caso, tengo un conocido que al igual que el personaje de la historia, estuvo esperando casi 11 horas con todos sus minutos y segundos. Lo peor de todo es que el iluso pensaba que le iban a colar a los despachos el día anterior para darle las entradas en mano porque conocía a un par de personas VIP. Al final tuvo que esperar como todo buen hijo de vecino.
Hay que ser muy tonto para creerse que va a ser tratado de forma especial cuando tienen 6.000 personas esperando.
De hecho Jorge me comentó que se comentó que el propio José Eulogio Gárate, exjugador rojiblanco, estuvo esperando religiosamente la cola durante un buen rato. Luego se corrió la voz y bajaron desde las oficinas para subirle a Gárate y que consiguiera su entrada. Hasta con los ilustres se portaron de mala manera.
Por alusiones. Txema desde luego lo has clavado. No se hicieron las cosas bien, pero es que además se vende como que ya sabemos como son los del atleti, sufridores. Pero al club le ha salido la jugada bien, tres días de publicidad en la tele en los que se vende una afición fiel y sufridora, cuando sufrir ya se sufre mucho dentro del campo como para también sufrir cuando se accede a él. También le sale bien porque los que consiguen una entrada van tan emocionados, lo iba yo y no era para mí, y los que no pueden acceder a ella desde sus casas piensan que grande es el atleti lo que hace la gente por él…
Pero bueno mi duda es ¿quien no lo hubiera hecho por su hermano? Sí tu Txema…
Hola Jorge, me alegra que no te lo hayas tomado a la tremenda. Más de uno me ha dicho que conociéndote ibas a ser capaz de esperar tres días enteros para conseguirme una entrada de One Direction y hacerme ir a verlos. Jajaja.
Respondiendo a tu pregunta, ten por seguro que yo no lo haría. No estoy hecho de la misma madera. Además ya sabes que soy del Sevilla (actual campeón de la Europa League) y mi hermano es del Real Madrid.
Lo único que se acerca a lo que tu has hecho es ir hace dos años al Bernabeu a ver un Real Madrid – Tottenham porque venía mi cuñado a Madrid. No tuve que esperar colas pero los 80 euros de la entrada me dolió casi lo mismo.
¿Cuánto te costo la entrada que conseguiste para tu hermano?
280 €uros contantes y sonantes, 9,5 horas de cola y una amargura de la leche el pasado sábado, pero la directiva vuelve a vendernos que somos sufridores y lo del sábado acrecentará una leyenda que a la dirección del club le viene bien vender. Veremos cual es la próxima que nos hacen, ya te informaré.