Estaréis conmigo en que se ha puesto de moda en España ser emprendedor. Para muchos, dada la situación laboral en nuestro país, es una vía de escape. Incluso se han lanzado iniciativas televisivas, concretamente en la principal cadena estatal (y en algunas otras con más pena que gloria), que fomentan este espíritu de crear nuevas empresas y proyectos con historias en primera persona.
Como decía, hace unas semanas estrenaron Tu oportunidad, un programa donde cinco emprendedores tienen la oportunidad de presentar su proyecto a cinco inversores referentes en España. Dicho inversores deciden, de manera personal o conjunta, si aceptan la oferta que les lanza el emprendedor (un porcentaje de su empresa por una cantidad de dinero). A mí me tiene enganchado. Como siempre la idea viene de fuera, concretamente de un programa llamado Dragons´ Den de la televisión japonesa, aunque ha sido en la BBC inglesa donde ha despertado el interés de multitud de cadenas alrededor del mundo.
Hay algún caso en el que no hay por dónde coger el producto: una lente que te permite ver más grande la pantalla de teléfono móvil o un protector para proteger el parabrisas de las heladas. No dejan de ser productos originales que despiertan los comentarios más divertidos del jurado, pero que principalmente necesitan la financiación para invertir en procesos productivos inexistentes hasta el momento. Además esas cosas no están de moda.
Cuando algún concursante habla de internet y de comercio electrónico se aviva la curiosidad y el interés de los cinco inversores. Está claro que estos tipos de empresas sí que están de moda, quizá porque tenemos la convicción de que el futuro empieza con ellos. Además es sorprendente la expansión que ha tenido en el mundo del emprendimiento el concepto “lean startup”, que a grosso modo engloba aquellas empresas con un potencial de crecimiento muy prometedor que no requieren grandes inversiones de capital.
Pero por tener una empresa de estas características no todo el pescado está vendido. No todo puede ser tan fácil. De hecho, casi ninguna consigue el éxito en el programa. ¿Y cuál es el principal motivo que provoca este desastre? Sin lugar a dudas el dominio de los datos financieros.
En primer lugar las valoraciones que hacen de la empresa pueden llegar a considerarse disparatadas. Empresas que apenas facturan unos cuantos miles de euros, solicitan una inversión que valora la empresa en ese momento en más de 3 millones de euros. Muchas veces se escudan en que son valoraciones proyectadas en el futuro, pero realmente estas valoraciones constituyen una perversa combinación entre el dinero que necesitan y el porcentaje de la empresa que están dispuestos a ceder a nuevos inversores. No tengo ni idea de qué tipo de empresa les asesora en estos números, me temo que son asesorías que les llevan la contabilidad y los impuestos por una pequeña cuota mensual y que ya hacen bastante con ofrecerles su ayuda, aunque su mejor respuesta sería proponerles que acudan a un experto en valoraciones.
En segundo lugar da escalofríos oírles hablar de conceptos financieros. Por ejemplo, cuando responden, no sin cierta inseguridad, que han llegado al “break-even” facturando algo más de 23.000 € en un año vendiendo, a través de internet, prendas de vestir únicas inspiradas en los años 50 y confeccionadas a mano con un margen bruto de 60 € por vestido. Haciendo un cálculo muy somero con un precio medio de venta al público de 95 €, el total de prendas vendidas en el año asciende a 242. Bajo este supuesto el coste total de confección de los vestidos vendidos sería de 8.470 €. Si a esto le añadimos un 30% respecto a la facturación de costes fijos, gastando lo justo, resultaría que las dos socias tendrían algo más de 7.500 € al año para poder vivir las dos. “Los emprendedores no cobramos sueldo hasta que la empresa no empieza a ganar dinero” te suelen decir ellos, pero para el cálculo del punto muerto hay que tener en cuenta todos los conceptos, incluso aquellos costes en los que actualmente no incurrimos pero que deberíamos incluir.
Finalmente la inseguridad que demuestran en estos temas, provoca el recelo de los emprendedores para poder ser ayudados; tienen miedo a que un experto en temas financieros les trastoque su plan de negocio. En primavera, un emprendedor compartió conmigo la presentación que había preparado para la segunda ronda de financiación. Las proyecciones de ingresos y gastos eran surrealistas, sin ninguna hipótesis fiable que las soportara. Yo le ofrecí mi ayuda para revisarlas pero me dijo que no me preocupara, que tenían la ronda prácticamente cerrada. Antes de verano me confirmó que no habían conseguido la ronda de financiación y que había tenido que salirse del proyecto para disminuir la estructura de costes. Curiosamente su hermana apareció en el segundo programa de “Tu oportunidad” presentando su proyecto y no aceptaron una importante oferta de Javier Pérez Dolset por hacerse con el mismo porcentaje de participación en la empresa que tenían los dos hermanos.
Estoy convencido de la necesidad que tienen los proyectos en internet de aportar solidez financiera a las proyecciones y valoraciones de este tipo de compañías.
(Artículo publicado en el blog de Grant Thornton el 20 de noviembre de 2013)